Centro Regional Montería
Marcial: Más allá de su oficio, una vida que transcurre entre tuercas y textos
En el laberinto de pasillos y aulas de la Universidad Católica Luis Amigó, hay una figura que se desliza entre el trajín diario de estudiantes y personal administrativo; un hombre cuya presencia se torna imprescindible para el funcionamiento de la Institución. Con más de un cuarto de siglo sirviendo como auxiliar de Servicios Generales, Marcial Escolástico Aldana Cordero se ha convertido en un referente de responsabilidad y entrega.
Sus días pasan entre sus labores cotidianas que van más allá de la simple reparación y mantenimiento. Para muchos que tienen el honor de toparse a diario con él, encuentran el confidente discreto, el soporte emocional y hasta la voz de aliento. Su entrega y humildad han dejado una huella imborrable en el corazón de propios y extraños que han tenido el privilegio de entablar una conversación amena con él.
Detrás de esa figura discreta se esconde una pasión tan potente como el motor de un automóvil antiguo: la mecánica. Marcial es un amante apasionado de la restauración y reparación de autos clásicos, y su mayor logro, su joya más preciada, es el Renault 4 del año 1978 que ha devuelto a la vida con sus propias manos. Valor mucho más especial, pues Marcial no es pintor, latonero, fibrero, mecánico ni diseñador, es pura pasión lo que lo mueve en este arte de la remodelación automotriz.
Con meticulosidad quirúrgica y un amor que trasciende lo meramente mecánico, Marcial ha devuelto al Renault 4 la gloria de su juventud. Cada tornillo, cada pieza restaurada lleva consigo no solo el sello de la destreza técnica, sino el cariño y la devoción de un hombre entregado a su pasión.
Pero su destreza no se limita al dominio de tuercas y motores. Marcial también encuentra voz y consuelo entre líneas y letras. En medio del embate de una pandemia que arrebató amigos, familiares y conocidos, escribió un texto conmovedor, titulado: "La muerte es una realidad", un homenaje a aquellos que partieron, un canto a la vida y a la pérdida, donde la pluma se convierte en el puente que conecta el dolor con la esperanza, las ausencias con los recuerdos imborrables.
Sus colegas lo describen como un ser humano excepcional, siempre dispuesto a brindar una sonrisa, un gesto de solidaridad o un consejo sabio. Para muchos estudiantes, Marcial es mucho más que un trabajador de la universidad; es un modelo a seguir, un faro de humildad y dedicación en un mundo que a veces parece olvidar la importancia de esos valores.
Su historia, enmarcada en los pasillos de la Universidad Católica Luis Amigó, es un recordatorio de que la grandeza no siempre se manifiesta en los focos de atención, sino en las acciones diarias que transforman la realidad de aquellos que nos rodean. Marcial, el auxiliar de Servicios Generales, el mecánico apasionado, es un tesoro humano que brilla con luz propia en el corazón de nuestra Universidad.
|